En general, cuando la pareja se escapa la mujer puede decidir si se casa o no; sólo lo hace cuando está de acuerdo con la unión. Los hombres guarijíos no acostumbran robarse a las muchachas “por la fuerza.” La pérdida de una hija es motivo de tristeza para las madres —pueden pasar varios días llorando y lamentándose con sus amigas—, ya que llegan a sentirse solas sin la ayuda de su hija en la casa. Mientras que, comúnmente, los padres no expresan tristeza por haber dejado que su hija se case; por el contrario, cuando ven que el muchacho es “muy trabajador,” normalmente se les ve muy contentos porque su hija “no va a pasar hambres” y “va a haber más guarijíos”.
Por la mesa del río Mayo, en Chihuahua, hasta la cuenca del río y al pie de la Sierra, en Sonora, se encuentran los asentamientos guarijíos. Aunque su territorio se ha reducido a través de los distintos procesos históricos, permanecen en la misma zona desde hace 2000 años aproximadamente.
La geografía es irregular, agreste y de recursos escasos, con climas secos y cálidos, pero en invierno con temperaturas bajo cero. A groso modo, esta es la configuración de su tierra. La cultura de los guarijío se adaptó perfectamente a las condiciones hostiles del lugar. Eran cazadores-recolectores que llegaron, junto con otras bandas del suroeste norteamericano, al noroeste de México2. De esa antigua migración, solo quedan los guarijíos, desaparecieron los chínipas, los témoris, los guazapares, entre los más conocidos3.
Durante la colonia, el interés de concentrar y convertir a los indígenas, de la región estaba íntimamente ligado a necesidad de ocupar a la población en los reales de minas, misiones y presidios. A finales del siglo XVII, los jesuitas establecieron siete pueblos guarijíos en las imediaciones de Chínipas, al mismo tiempo que se abrían nuevas minas en la región4.
Como otras culturas a lo largo del territorio, los guarijíos adoptaron formas organizativas, rituales, costumbres de los conquistadores, pero siempre permeados de su forma de vida original, es decir, la imposición nunca pudo ser total.
En el norte del país, se encuentran muchas lenguas que pertenecen a la familia yuto-nahua, el guarijío, es una de ellas, y en términos genéticos, es muy cercano al tarahumara. Como mencionamos en un principio, los asentamientos guarijíos se encuentran los estados de Chihuahua y Sonora. Y en el último censo, realizado por INEGI (2010) se registraron 2201 hablantes, distribuidos en dos variantes:
- Warihó <guarijío del norte>
- Makurawe <guarijío del sur>
Es importante mencionar que ambas variantes, se encuentran catalogadas como variantes en mediano riesgo de desaparición.
1 Vélez Storey, Jaime y Claudia J. Harriss Clare, Guarijíos, México: CDI-PNUD, 2004., 31 p. (Pueblos indígenas del México contemporáneo) p. 5.
2 Ibid., p. 6.
3 Valiñas Coalla, Leopoldo, “Reflexiones en torno a las lenguas guazapar y tarahumara coloniales”, en An. Antrop., vol.36, 2002, p. 251.
4 Vélez Storey, J. y Claudia J. Harriss Clare, op. cit., p. 13.
Mapa variantes Guarijío
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