Se introdujeron nuevas especies animales, nuevos cultivos, los ranchos proliferaron. En un principio se establecían bajo la condición de respetar las tierras a las que fueron reducidos los indígenas, pero con el tiempo los invadirían. Ya en el México independiente, las Leyes de Reforma promovieron la “liberación de las tierras” eliminando la poca protección que tenían durante la Colonia.

El cultivo del henequén, promovido por la demanda de los mercados nacionales e internacionales a finales y principios del siglo XIX, significó una transformación al rostro de la península. Se produjo en grandes cantidades y para lograrlo se explotó la mano de obra, que también aumentó. No se puede olvidar las oleadas de yaquis que llegaron desde el norte, castigados por su rebeldía, a trabajar a los ignominiosos campos de henequén. Con el tiempo, la introducción de los materiales plásticos llevarían a la ruina a la industria henequenera, y la revolución permitiría el éxodo de aquellos que fueron castigados.

Autor: Alejandra Álvarez.
Lugar: Chicán, Chemax, Yucatán.

Durante el período del presidente Lázaro Cárdenas hubo un esfuerzo por restituir las tierras a las poblaciones indígenas, pero no fue suficiente. Por ejemplo, en la década de los setenta, treinta años después de Cárdenas, los mayas peninsulares de Quintana Roo, apenas lograron obtener tierra en ejido y en comunidad, con más de 650 hectáreas sin parcelar y con tierras parceladas en promedio de 20 hectáreas por ejidatario. Pero, básicamente esas tierras no son aptas para la siembra, por lo cual apenas alcanza para el autoconsumo. La zona no parcelada se usa para la explotación de madera y resinas o para la ganadería intensiva². Veinte años después, en 1992, con la reforma al artículo 27 constitucional, se promovió el desmantelamiento del ejido, entregando las tierras como propiedad particular a los ejidatarios, lo que permitía la venta del territorio³. Los mayas peninsulares son tradicionalmente agrícolas, sin embargo, como muchos otros pueblos indígenas, su historia ha estado marcada por los problemas con la tierra.

Actualmente, se encuentran distribuidos en Yucatán, Campeche y Quintana Roo, siendo mayoría poblacional en el estado de Yucatán; el Maayat’aan es, de las 364 lenguas indígenas nacionales, la más hablada del país. El pueblo maya ha sabido enfrentar y sobreponerse a las dificultades y peligros, impuestos por quienes ejercen el poder, recreando una y otra vez su identidad, aquella que les permite la construcción de un futuro cimentado en el legado de que son dignos herederos.

¹ Ruz, Mario Humberto, Mayas: primera parte, México: CDI-PNUD, 2006, p.12.
² Nolasco, Margarita et al. “Una visión de lo heterogéneo: nuevas formas de estructura social de los indios de los altos de la selva de Chiapas y de los refugiados guatemaltecos de la frontera sur”. En Saúl Millán y Julieta Valle (coords.) La comunidad sin límites: estructura social y organización comunitaria en las regiones indígenas de México. México: INAH-CONACULTA, 2003, p.227.
³ Ruz, Mario Humberto, op. cit., p.13.