Luego hablamos nosotros, los cakchiqueles: “Sólo en medio de la llanura estará nuestra salvación, cuando lleguemos a aquella tierra.” Y en consecuencia se nos llamó los chitagah.
Otros, llamados gucumatz, dijeron que sólo en el agua había salvación.
Los tukuchees dijeron que la salvación estaba en un pueblo en alto, y en consecuencia se les llamo los ahcic-amag.
Y dijeron los akajales: “Sólo nos salvaremos dentro de una colmena”, y por eso se les dio el nombre de akajales.
De esta manera recibieron todos sus [respectivos] nombres y eran muy numerosos.
Anales de los Cakchiqueles.
La memoria otorga identidad, tanto a los individuos como a los pueblos. Existen situaciones que por extraordinarias y grandiosas causa placer recordar, otras que por trágicas, no se desea ni nombrarlas. Pero finalmente todas, las grandiosas y las trágicas, dan forma al presente.
La tradición oral y la escritura son los instrumentos de la memoria humana por excelencia. Los antiguos kakchikeles lo tenían claro, cuando los españoles trajeron su alfabeto, se valieron de él, para plasmar el pasado, su memoria.
Prueba de ello es uno de los documentos más importantes de la literatura maya en general: los Anales de los Cakchiqueles1. Sus autores fueron dos miembros del linaje Xahil: el primero fue Francisco Hernández Arana, nieto del rey kakchikel Hun Ik’; y el segundo Francisco Díaz. El documento resguarda los linajes kakchikeles, el mito de origen del hombre, la narración histórica del origen de su pueblo, pero también narra un acontecimiento crucial en su historia: la conquista española2. Se quiso plasmar para recordarlo, recordarlo cómo lo vivieron ellos, Francisco Hernández, estuvo presente cuando sucedió.
En la actualidad, hay hablantes de Kakchikel en Guatemala, pero también en México. En México se habla en los estados de Campeche y Quintana Roo. Llegaron al país a finales del siglo pasado, en la década de los ochenta, a raíz de otro acontecimiento trágico: el régimen militar de Guatemala, en su afán por terminar con la guerrilla, implementó la ofensiva “Tierra Arrasada” que fue la etapa más brutal de la contrainsurgencia militar. Miles de indígenas mayas guatemaltecos iniciaron un éxodo hacia México. Chipas fue el primer destino, posteriormente, algunos indígenas, entre ellos los kakchikeles, fueron reubicados en Campeche y Quintana Roo. En los noventa regresaron muchos a Guatemala, y los que decidieron quedarse, actualmente son naturalizados mexicanos.
En el año 2010 el INEGI solo registraron 103 hablantes de esta lengua, integrante de la familia maya. En Guatemala se habla el Tz’utujil que es genéticamente, la más cercana al Kakchikel.
1 También conocido como Memorial de Sololá, Memorial de Tecpán-Atitlán, Manuscrito cakchiquel y Anales de los Xahil de los indios cakchiqueles. Procede de Solola, Guatemala y es el primer manuscrito indígena conocido, escrito a finales del siglo XVI y principios del XVII.
2 Literatura maya, Caracas, Venezuela: Ayacucho, 1992, p. XVIII.
Mapa variantes Kakchikel (kaqchikel)
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